En un entorno de mercados volátiles y tipos de interés cambiantes, los activos ilíquidos se han convertido en un refugio estratégico para inversores que buscan mayor retorno esperado por la prima de iliquidez y protección ante la inflación. A través de este análisis detallado, conocerás sus características, beneficios, riesgos y cómo integrarlos en tu cartera.
Exploraremos ejemplos concretos en private markets, datos históricos de rentabilidad, y recomendaciones prácticas para maximizar la diversificación y la estabilidad en el largo plazo.
Los activos que no pueden venderse rápida y fácilmente suelen requerir un proceso de venta complejo, con estructuras contractuales complejas y personalizadas que prolongan la salida de la inversión.
A diferencia de los activos líquidos –como acciones cotizadas o bonos del Tesoro–, su horizonte temporal típico de 5–10 años implica una planificación rigurosa de las entradas y salidas, así como valoraciones menos frecuentes (trimestrales o anuales).
En la práctica y la literatura se destacan cuatro grandes categorías en mercados privados:
Otros ejemplos incluyen fondos de cobertura con lock-up largos y coleccionables como arte o autos clásicos.
La denominada “prima de iliquidez” compensa a los inversores por renunciar a la posibilidad de desinvertir rápidamente, traduciéndose en un mayor retorno esperado por la prima de iliquidez frente a activos líquidos comparables.
Datos históricas de retorno anualizado (2001–2021):
Estos resultados, publicados por UBS y estudios de gestoras como Candriam, muestran cómo una cartera 40/30/30 (RV/RF/alternativos) mejora la relación rentabilidad-riesgo frente al tradicional 60/40.
Más allá de la rentabilidad, los ilíquidos aportan ventajas fundamentales:
Invertir en ilíquidos requiere entender y mitigar sus principales riesgos:
Tradicionalmente, una cartera 60/40 (renta variable/renta fija) dominaba las recomendaciones. Sin embargo, la incorporación de un bloque alternativo brinda:
Mejora del perfil rentabilidad-riesgo al suavizar drawdowns y elevar el Sharpe ratio. Una asignación 40/30/30 equilibra liquidez y retorno, ajustada al perfil de cada inversor.
Para aprovechar al máximo los activos ilíquidos, sigue estas pautas:
En definitiva, los activos ilíquidos ofrecen una protección frente a la inflación y una diversificación superior, gracias a flujos de caja de largo plazo y oportunidades exclusivas. Con una estrategia bien diseñada, pueden convertirse en un pilar esencial para tu cartera a largo plazo.
Referencias