La revolución digital ha transformado cada aspecto del comercio minorista, haciendo emerger nuevas oportunidades y desafíos. La clave está en adaptarse con visión estratégica, tecnología puntera y un enfoque centrado en el cliente.
El comercio electrónico representará el 11,2% de las ventas minoristas en España en 2025, frente al 8,5% de 2020, con un crecimiento sostenido de 0,5 puntos porcentuales anuales tras el gran salto de 2020. A nivel global, el e-commerce alcanzará los 7,4 billones de dólares, suponiendo el 24% de las ventas totales en 2025.
En España, el volumen de negocio online supera los 45.000 millones de euros, con un 4,8% anual de crecimiento en 2025. Sin embargo, la compra física sigue reinando: en 2024, el 72,2% de las transacciones se hizo en tiendas de calle, el 17,4% en centros comerciales y solo el 10,4% online.
Las empresas españolas venden online al 20% de sus ingresos, superando la media europea del 19%. Los centros comerciales se reinventan mediante la integración de ocio, restauración y digitalización, reforzando su atractivo pospandemia.
Desde 2020, España ha sumado 1,6 millones de nuevos compradores online, de los cuales el 30% supera los 50 años, mostrando la transversalidad del canal digital. El móvil lidera la compra: en 2020, el 56% de los usuarios adquirió productos vía móvil o tableta, frente al 44% por ordenador.
Este cambio demográfico y de hábitos obliga a los minoristas a optimizar la compra vía móvil o tableta y personalizar cada interacción, entendiendo las necesidades de segmentos muy diversos.
La innovación marca la pauta en el nuevo retail. Las empresas que invierten en tecnología avanzan más rápido y ofrecen experiencias más atractivas.
Lejos de desaparecer, la tienda física se reinventa como un espacio de experiencia y conexión emocional. Ya no es solo un punto de venta, sino un escenario para la marca.
Acciones como eventos exclusivos, asesoría personalizada y zonas interactivas convierten a la tienda en un verdadero centro de experiencia sensorial. Las marcas nativas digitales abren showrooms para reforzar confianza y branding, ofreciendo experiencia de marca y conexión emocional en cada visita.
La integración de canales online y offline es esencial. Las empresas líderes crean experiencias coherentes y adaptadas a cada etapa del recorrido de compra.
El consumidor moderno exige más que producto: pide prácticas sostenibles y transparencia. La trazabilidad y la responsabilidad social se convierten en pilares de decisión de compra.
La seguridad digital se sitúa como prioridad, junto a la facilidad de uso. Una experiencia ágil y protegida en todos los canales genera confianza y reduce la tasa de abandono.
Las historias de marca auténticas, narradas mediante storytelling inmersivo y emocional, crean vínculos duraderos y fomentan la fidelización.
Para 2025, se espera que 2.770 millones de personas compren online en todo el mundo. El reto logístico de la última milla exige innovación constante y colaboración con operadores especializados.
España aún debe cerrar la brecha con la media europea, pero cuenta con un tejido empresarial ágil y dispuesto a invertir en digitalización. El ecosistema digital impulsa nuevas métricas, y Retail Media gana relevancia como canal publicitario estratégico.
La clave para cualquier minorista reside en combinar tecnología, creatividad y sostenibilidad. Aquellos que apuesten por la innovación continua, el conocimiento profundo del consumidor y la ejecución impecable vivirán una nueva era de crecimiento y competitividad.
Referencias