En las próximas décadas, los mercados emergentes se consolidarán como el impulso principal hacia el futuro de la economía mundial. Su creciente peso demográfico, las reformas estructurales y la diversificación productiva han situado a estas naciones en el centro de la agenda global.
Este artículo ofrece una visión completa de su influencia, cifras recientes y proyecciones para 2024-2026, así como los retos y oportunidades que presentan.
Para 2050, se estima que el 85% de la población mundial residirá en los mercados emergentes. Actualmente, ya representan casi dos tercios del crecimiento mundial y se prevé que su ritmo alcanze un crecimiento global sostenido hasta 2050 de 3,5% anual, muy por encima del promedio global de 2,5%.
Entre 2025 y 2042, la economía planetaria podría duplicar su tamaño gracias al tirón demográfico y productivo de estas economías.
La desaceleración moderada del crecimiento mundial al 3,2% en 2025 oculta diferencias sustanciales entre regiones:
India, con un PIB de 4,3 billones de dólares en 2025, ocupará la cuarta posición mundial y podría ascender al podio antes de 2030. Brasil, por su parte, mantiene su octavo lugar en el ranking global, con 214 millones de habitantes y un mercado interno en expansión.
La Comunidad Económica de ASEAN, con más de 650 millones de personas y 3,8 billones de dólares de PIB, consolida su papel como destino prioritario para la inversión.
Las economías emergentes avanzan en una profunda transformación estructural e industrialización que las aleja de modelos tradicionales basados en la agricultura. Hoy muchas de ellas refuerzan el sector servicios y el manufacturero avanzado.
India ya destina la mitad de su PIB al sector servicios, mientras que Arabia Saudí y los EAU diversifican sus economías reduciendo el peso del petróleo.
La desaceleración en China puede introducir tensiones en las cadenas globales, aunque muchos emergentes toman el relevo con dinámicas propias.
Las tensiones comerciales y posibles aranceles desde EE.UU. ponen en riesgo a los exportadores tradicionales, mientras que la incertidumbre política global y la volatilidad del dólar pueden afectar los flujos de capital.
Los avances en digitalización y comercio electrónico transfronterizo generan nuevas oportunidades en países con menores niveles de desarrollo previo.
La inversión masiva en infraestructura moderna y conectividad regional en Asia y Oriente Medio refuerza el potencial de manufactura avanzada y logística.
En Latinoamérica y el Caribe, aunque el crecimiento global es moderado, Brasil y Argentina presentan señales de recuperación y atracción de capitales.
Asia Meridional y el Sudeste Asiático lideran con tasas por encima del 5%, impulsados por India, Indonesia y los clústeres urbanos de ASEAN.
África Subsahariana, con un crecimiento más suave, destaca por su potencial demográfico y la gradual mejora de sus estructuras de mercado.
Los mercados emergentes se configuran como el motor de la economía global en los próximos treinta años. A pesar de desafíos como la desaceleración china, las tensiones comerciales y las vulnerabilidades internas, su capacidad de diversificación y adaptación tecnológica promete un escenario de crecimiento robusto y sostenible.
Inversores, gobiernos y organismos multilaterales encontrarán en estos países un campo fértil para la innovación y el desarrollo, convirtiendo los retos presentes en oportunidades para el bienestar global.
Referencias