En 2025, el panorama de inversión internacional se redefine con cifras históricas, nuevos desafíos y lecciones de resiliencia. Este artículo explora las tendencias, casos de éxito y estrategias que marcan el rumbo futuro.
En los primeros tres trimestres de este año, la inversión global en Private Equity alcanzó los USD 1,5 billones, liderada por transacciones de gran envergadura en Estados Unidos y Asia. Solo en el tercer trimestre, las operaciones de PE sumaron USD 537 mil millones, casi igualando todo 2024.
El mercado secundario mostró fortaleza: los add-ons representaron USD 475 mil millones globales en Q3’25. Además, las transacciones transfronterizas superaron las 4.800 operaciones, por un valor agregado de USD 750 mil millones.
Por su parte, la Inversión Extranjera Directa (IED) global registró una caída del 3% en el primer semestre de 2025, aunque en países menos desarrollados creció 9%, alcanzando USD 37 mil millones. Mientras tanto, los proyectos de infraestructura y nuevos parques industriales retrocedieron 15%, contrapesados por un alza del 7% en iniciativas de economía digital e inteligencia artificial.
La columna vertebral de esta ola inversora está formada por tecnología, energía y salud. En EE. UU., el sector de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones (TMT) lideró las captaciones de PE con USD 285,9 mil millones hasta Q3’25.
Los centros de datos e iniciativas de IA atrajeron flujos masivos, con retornos de hasta el 11% en data centers. La transición energética exigirá inversiones anuales de USD 6,5 billones hasta 2050 en infraestructuras verdes y digitales.
La multipolaridad redefine las cadenas de suministro. Empresas e inversores diversifican geografías y activos para mitigar riesgos de tensiones comerciales y políticas.
El contexto de tasas de interés persistentes en niveles elevados hace que cada operación sea más selectiva. Sin embargo, se espera que una reducción moderada de costes financieros impulse la actividad de PE y las bolsas de EE. UU. y Asia en los próximos trimestres.
La consolidación vía add-ons sigue siendo la estrategia dominante. Al adquirir empresas complementarias, los fondos logran escalar negocios y crear valor de forma eficiente, incluso con limitaciones de crédito.
En cuanto a salidas, el valor global de exits de PE alcanzó USD 832 mil millones, muy cerca del récord de 2021. Sin embargo, el número de operaciones permanece bajo, con preferencia por IPOs en mercados principales de EE. UU. y Asia.
La inteligencia artificial se ha convertido en un motor transformador. Fondos de PE integran ciencia de datos para optimizar la gestión de portafolio y generar valor diferencial en empresas maduras.
Se observa un aumento de inversiones en proyectos verdes como centros de datos con energía renovable. La combinación de verticales —energía, logística y digital— redefine el ecosistema del capital global.
No obstante, los proyectos alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible han caído un 10% en número, y la IED en países menos desarrollados se mantiene en mínimos desde 2015.
El escenario actual presenta múltiples desafíos: volatilidad en valuaciones, incertidumbre macroeconómica y tensiones geopolíticas. La desconfianza en la globalización añade presión sobre la inversión en ODS y mercados emergentes.
En este entorno complejo, la clave del éxito radica en la diversificación estratégica de carteras globales y la búsqueda de activos resilientes. Aprovechar la digitalización y la transición energética ofrece ventajas competitivas claras.
Las lecciones de 2025 subrayan la importancia de adaptarse con agilidad: estructurar operaciones transfronterizas robustas, orientar inversiones hacia sectores de alto crecimiento y mantener un enfoque equilibrado entre riesgos y rendimientos.
Con una posible disminución de tasas y un repunte de la confianza inversora hacia finales de 2025 e inicios de 2026, quienes actúen proactivamente podrán capitalizar oportunidades únicas y seguir avanzando MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS.
Referencias