En 2025, el paisaje del consumo ha alcanzado un equilibrio insólito entre las secuelas de la pandemia, la inflación residual y las nuevas exigencias de los usuarios. Las empresas deben reconvertir sus estrategias para alinearse con un comprador más consciente, digitalizado y avezado.
El consumo en 2025 muestra una estabilidad y ligero crecimiento en volumen, con una subida del 1% y una revalorización del 2% en valor. Este avance responde al crecimiento poblacional compensado por inmigración y al fin de la inflación desbocada de años anteriores.
Tras el punto de inflexión en 2024, donde el valor creció un 2% impulsado por precios, el volumen de compra sigue un 4% por debajo de 2015. No obstante, el mercado es ahora 25% más grande en valor que hace una década.
La diversificación del gasto impulsa a las empresas a equilibrar su oferta entre bienestar, ocio y digitalización. Todos los sectores analizados crecen un 1,3% respecto a 2024, demostrando una modulación del gasto en nueve ámbitos clave.
En gasto medio por persona, destacan:
Un consumidor más consciente y responsable ha logrado reducir 155 millones de kilos de desperdicio en el hogar y generar 300 millones de ocasiones de comida preparada. Asimismo, los platos únicos ganan 4 puntos de presencia en la cesta.
El traslado paulatino del gasto del hogar al canal exterior refleja mejores perspectivas laborales y el deseo de socializar. Al mismo tiempo, la preocupación ambiental crece: el 96% pide responsabilidad y el 75% busca productos sostenibles.
La inteligencia artificial irrumpe con fuerza: el 90% de los minoristas utilizarán IA para mejorar la eficiencia y la personalización. La mitad de los consumidores valora la ayuda de algoritmos para encontrar productos y cupones, mientras otro 39% celebra las recomendaciones a medida.
En cuanto a canales de compra, las tiendas de barrio refuerzan su confianza (52% valoran la cercanía), el canal online se mantiene (31%) y las grandes cadenas lideran con un 41% de preferencia.
El precio sigue siendo el rey, con un 54% de influencia en la decisión de compra, seguido del trato amable (37%) y la tradición del establecimiento (33%). La ética y la imagen de marca ganan peso, fortaleciendo la relación con el público.
La financiación para adquirir bienes o servicios convence al 50% de los consumidores, especialmente para reformas del hogar (43%), eficiencia energética (40%) y equipamiento de cocina (35%).
Las previsiones de compra para 2026 revelan que el 54% planea invertir en electrodomésticos y tecnología, el 49% en muebles y decoración, y el 50% en dispositivos móviles. El gaming mantiene un sólido 36%, mientras el 33% contempla reformas.
Para adaptarse, las empresas deben (1) innovar en sostenibilidad, 2) aplicar IA de manera ética y 3) ofrecer servicios financieros flexibles que faciliten decisiones de compra a largo plazo.
La nueva normalidad del consumo demanda un enfoque holístico: combinar innovación tecnológica con compromiso social y experiencia omnicanal. Solo aquellas compañías capaces de leer estas señales y adaptarse con agilidad lograrán conectar de forma auténtica con el consumidor de 2025 y más allá.
Referencias