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Estrategias de Desinversión: Cuándo Vender, Cómo Ganar

Estrategias de Desinversión: Cuándo Vender, Cómo Ganar

18/11/2025
Robert Ruan
Estrategias de Desinversión: Cuándo Vender, Cómo Ganar

La desinversión es mucho más que vender activos para alcanzar liquidez inmediata; es una decisión clave de dirección y enfoque.

Concepto y contexto: qué es desinversión

La desinversión consiste en desprenderse de activos, unidades de negocio o participaciones como parte de una estrategia financiera o corporativa. No se trata solo de vender, sino de reconfigurar la cartera de negocios para optimizar recursos y concentrarse en las competencias clave.

Existen dos grandes vertientes:

Desinversión estratégica (corporativa): venta o cierre de unidades no esenciales para liberar capital, mejorar la rentabilidad y reforzar el gestión de portafolio corporativo. Se enmarca en la toma de decisiones sobre en qué negocios participar y cuáles abandonar.

Desinversión financiera (mercado de capitales): reducción de posiciones en acciones, bonos o fondos para mejorar la relación rentabilidad-riesgo de la cartera y alinear la exposición con los objetivos de los inversores o empresas.

En un entorno globalizado y cambiante, las compañías deben ajustar continuamente su cartera. Según PwC, el 89 % de las empresas que desinvertieron considera que podrían haber capturado más valor con una estrategia de largo plazo, en lugar de decisiones puntuales.

Motivos y señales: “Cuándo vender”

Identificar el momento adecuado para desinvertir es crucial. Existen señales estratégicas, financieras y de mercado que deberían activar la alerta.

  • Enfoque en el negocio principal: desprenderse de divisiones o líneas de producto que no encajan con las competencias centrales.
  • Revisión de cartera con matrices: usar BCG, GE/McKinsey u otras herramientas para identificar posiciones competitivas débiles en mercados de bajo atractivo.
  • Adaptación a cambios del mercado: desinvertir en negocios obsoletos para redirigir recursos hacia segmentos emergentes o de mayor potencial.

Desde el punto de vista económico y financiero, hay tres disparadores principales:

  • Baja rentabilidad sostenida: ventas y márgenes decrecientes, rentabilidad inferior al coste de capital.
  • Necesidad de liquidez inmediata: flujos de efectivo para necesidades clave, financiar nuevas inversiones o reducir apalancamiento.
  • Optimización del perfil de riesgo: reducir exposición a sectores volátiles, disminuir riesgos regulatorios, reputacionales o ESG.

También pueden influir factores comerciales y de marketing, como el lanzamiento de nuevos productos que requieran espacio en la cartera, o la existencia de canibalismo interno entre productos similares. Asimismo, presiones regulatorias y procesos de fusiones y adquisiciones suelen obligar a simplificar y alinear carteras.

No obstante, conviene reconocer situaciones en las que quizá sea mejor retrasar la venta, como el temor a un efecto halo negativo en otras líneas de negocio o motivos sentimentales ligados a productos históricos.

Tipos de desinversión: “Cómo vender”

El método de desinversión elegido debe ajustarse al perfil del activo y a los objetivos de la compañía. A continuación, una comparativa de las principales opciones:

En el ámbito de marketing de productos, la desinversión suele manifestarse como retirada del mercado. Existen dos estrategias:

Retirada rápida: interrupción inmediata de producción, marketing y distribución.

Retirada gradual: mantener niveles reducidos de stock y promoción para maximizar rentabilidad hasta el cese.

Claves para capturar valor y “ganar”

Para lograr resultados óptimos, el proceso de desinversión debe estar sustentado en principios sólidos:

Planificación a largo plazo: diseñar la salida desde el inicio, evitando decisiones reactivas.

Due diligence exhaustiva y detallada: conocer a fondo el activo, sus pasivos ocultos y su potencial de mercado.

Ejecución con disciplina rigurosa: respetar tiempos, criterios de precio y condiciones de venta acordadas.

Gestión de transiciones operativas: asegurar el traspaso de personal, sistemas y contratos minimizando la disrupción.

Comunicación efectiva y transparente: mantener informados a inversores, empleados y stakeholders para preservar la confianza.

Reinversión inteligente: destinar los recursos generados a proyectos alineados con la visión de crecimiento y las competencias clave.

Con estos elementos, la desinversión se convierte en una palanca de valor, permitiendo a las empresas reforzar su enfoque estratégico, mantener la solidez financiera y posicionarse con ventaja en mercados dinámicos.

En definitiva, saber cuándo vender y cómo ganar exige rigor, visión y una ejecución impecable. La combinación de análisis, planificación y disciplina transformará cada desinversión en una oportunidad de crecimiento sostenible.

Robert Ruan

Sobre el Autor: Robert Ruan

Robert Ruan