La Inversión Extranjera Directa (IED) ha sido un motor clave para el crecimiento y la innovación en España. Hoy, más que nunca, existe la oportunidad de sumarse a este impulso y cosechar beneficios a largo plazo.
En un mundo globalizado, atreverse a invertir en España supone aprovechar un entorno dinámico, estable y en plena transformación hacia la sostenibilidad.
Durante los últimos diez años, España vivió una etapa excepcional en recepción de capital foráneo. Gracias a reformas estructurales y una visión estratégica, el país atrajo flujos constantes que consolidaron su posición en el panorama global.
Sin embargo, en 2025 se observa una ligera desaceleración: España ocupó el puesto 11 entre destinos de IED, fuera del top 10 tras cuatro años. A pesar de ello, la fortaleza estructural del país resiste y las perspectivas siguen siendo optimistas.
En 2024, España registró su segundo mejor dato histórico en inversión productiva bruta, con 38.835 millones de euros y un flujo neto de 24.165 millones. No obstante, el primer semestre de 2025 mostró una caída del 60%, situándose en 8.476 millones.
La desinversión también creció con fuerza: un aumento del 115% interanual en 2024 y 2.024 millones en salidas de capital solo en el primer trimestre de 2025 reflejan más salidas de capital y cierta pérdida de confianza.
Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania lideran históricamente los flujos hacia España. En el primer trimestre de 2025, los principales países inversores fueron Francia (678 M€), EE. UU. (652 M€) y Reino Unido (639 M€).
Más de 36.000 empresas extranjeras están distribuidas en todas las comunidades autónomas, diversificando el desarrollo regional y evitando la concentración en grandes polos económicos.
Incorporarse al tejido productivo español ofrece numerosas ventajas competitivas. Según encuestas, el 32% de los inversores destacan el desempeño económico, el 29% la innovación tecnológica y el 26% la infraestructura.
Además, el potencial exportador extraordinario de España queda patente: el 74% de las empresas con capital extranjero exportan a terceros mercados y el 92% espera crecer fuera de nuestras fronteras.
Aunque el entorno es atractivo, persisten retos que requieren atención. La burocracia y los procesos regulatorios lentos frenan la agilidad de las inversiones. La falta de incentivos fiscales en algunos sectores y la incertidumbre política han contribuido a la caída de flujos en 2025.
Los costes energéticos, aunque han mejorado, siguen siendo un factor a optimizar. Es imperativo avanzar en una coordinación público-privada, simplificar trámites y garantizar un marco regulatorio estable para recuperar la confianza.
Los proyectos greenfield, aquellos que implican la construcción de nuevas instalaciones, representan una apuesta clara por el desarrollo económico. En 2024, se anunciaron 1.054 nuevos proyectos por 61.758 millones de euros, generando más de 70.500 empleos.
España fue el 5º receptor mundial de inversiones greenfield en los primeros once meses de 2024, con 682 proyectos y casi 33.000 millones de euros comprometidos. Estas iniciativas promueven la innovación y la creación de infraestructura sostenible.
El optimismo entre las empresas extranjeras es notable: un 89% prevé mantener o aumentar sus inversiones en 2025, el 87% su facturación y el 92% su plantilla.
Estas recomendaciones, unidas a un plan coherente de crecimiento sostenible, pueden consolidar a España como un destino de referencia para la IED.
Multinacionales como Suntory Global Spirits, Media Markt y HP destacan el buen clima inversor español y la apertura al talento global. Sus experiencias confirman el valor de nuestra ubicación y la eficiencia de nuestras cadenas de valor.
Sin embargo, persisten desafíos regionales: en Andalucía, la inversión pasó de 391,4 M€ en el primer semestre de 2024 a 283,6 M€ en 2025, subrayando la necesidad de políticas locales más ágiles.
En definitiva, capital extranjero y España pueden forjar juntos un futuro de prosperidad compartida. Atrévete a invertir y sé parte de esta historia de éxito.
Referencias